Nuestra Orden es un Instituto monástico íntegramente ordenado a la contemplación. Por eso las monjas se dedican al culto divino según la Regla de San Benito dentro del recinto del monasterio. En soledad y silencio, en oración constante y gozosa penitencia, ofrecen a la divina majestad un servicio, humilde y digno a la vez, observando la vida monástica según se determina en las Constituciones.
La entrada en el monasterio es un momento decisivo en la historia de quien ha escuchado ya la llamada del amor eterno de Dios.
El compromiso del Bautismo adquiere un nuevo sentido, y desde ese momento el itinerario monástico se orienta a la transformación progresiva de la persona a semejanza de Cristo, mediante la acción del Espíritu Santo.