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El día a día

Jornada Monástica

Toda la organización del monasterio tiene como fin que los monjes se unan íntimamente a Cristo, porque sólo en el amor entrañable de cada uno por el Señor Jesús pueden florecer los dones peculiares de la vocación cisterciense. (Cst.3,5)

El carisma cisterciense se manifiesta en el equilibrio efectivo entre lectio divina, liturgia y trabajo.

Toda la organización del monasterio tiene como fin que los monjes se unan íntimamente a Cristo, porque sólo en el amor entrañable de cada uno por el Señor Jesús pueden florecer los dones peculiares de la vocación cisterciense.(Cst.3,5)

El carisma cisterciense se manifiesta en el equilibrio efectivo entre lectio divina, liturgia y trabajo.

La lectura orante, asidua de la Escritura (Lectio divina) fomenta sobremanera la fe de las hermanas en Dios. Esta excelente práctica de la vida monástica, en la que se escucha y rumia la Palabra de Dios, es fuente de oración y escuela de contemplación, en la que la monja dialoga con Dios de corazón a corazón.(Cst.21) 

El fin espiritual de la comunidad se manifiesta especialmente en la celebración litúrgica; en ella se robustece y aumenta el sentido íntimo de la vocación monástica y la comunión entre los hermanos. Se escucha diariamente la Palabra de Dios, se ofrece a Dios Padre el sacrificio de alabanza, se participa en el misterio de Cristo y se realiza la obra de santificación por el Espíritu Santo.(Cst.17)

Nada se anteponga a la Obra de Dios. Por ello la comunidad celebra la Liturgia de las Horas que cumple, en unión con la Iglesia, la función sacerdotal de Cristo, ofreciendo a Dios un sacrificio de alabanza e intercediendo por la salvación de todo el mundo.(Cst.19)

El trabajo, sobre todo el manual, que ofrece al monje la ocasión de participar en la obra divina de la creación y restauración, y comprometerse en el seguimiento de Cristo, goza siempre de alta estima en la tradición cisterciense.

Este trabajo, arduo y redentor, procura la subsistencia a los monjes y a otras personas, especialmente a los pobres, y es signo de solidaridad con el mundo obrero.(Cst.26)

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